miércoles, 30 de mayo de 2012

COMO SER UN PENSADOR POSITIVO


Parece que algunos son por naturaleza pensadores positivos, en tanto que otros aprenden a serlo mediante rudo esfuerzo.  A mí me parece que tiene mucho de verdad la teoría de que todos nacemos como pensadores positivos; por lo menos yo no recuerdo haber visto nunca un bebe negativo, como no sea tal vez alguno que este muy enfermo.  En cambio, si nacen algunos, o tal vez muchos, en familias negativas, y como los niños son muy sensibles a la atmosfera que los rodea, adquieren y absorben las características mentales y emocionales dominantes de la familia. Por consiguiente, si el ambiente familiar es de negativismo, los niños se vuelven inconscientemente negativos en su proceso de pensamiento.


Aun cuando a veces son profundas las huellas cerebrales que dejan los procesos habituales de pensamiento, están sin embargo sujetas a revisión si es fuerte el deseo de revisarlas, la voluntad firme y la imaginación aguda.  Los seres humanos, hechos a imagen del Creador, y dotados de sus características, son por naturaleza creativos porque Él es positivo y tiene una asombrosa confianza en sus criaturas, puesto que les concede el derecho y privilegio de elegir.  Pueden ser negativas en lugar de positivas en su manera de pensar; pero habiendo elegido una serie de valores y habiendo vivido de acuerdo con ellos durante años, pueden en cualquier momento volver a ejercer el derecho de elegir y adoptar entonces los valores contrarios. 
 

Como ya lo he dicho, la máxima prioridad es la voluntad, pero aun eso no basta.  Se necesita intensidad del deseo.  Para ser un pensador positivo, usted tiene que querer serlo, no a medias y melancólicamente, sino con toda la fuerza del deseo de que usted sea capaz.  Si su deseo no es intenso, las probabilidades de buen éxito serán mínimas.  En cambio, con deseo intenso y sostenido, ya tiene usted el primer ingrediente para llegar a ser una persona positiva.

Debo indicar una vez más que algunos son pensadores positivos por naturaleza, y por fortuna nunca fueron sometidos en su niñez a un negativismo prevaleciente.   Por alguna razón, quizá por herencia o fuerte influencia familiar, resultaron impermeables a la actitud predominantemente negativa que los rodeaba en su mundo.  Parece que los pensadores positivos por naturaleza son menos numerosos que los negativos. 


Desde luego, es preciso saber exactamente qué es lo que uno desea tan intensamente.  Que es al fin y al cabo el pensamiento positivo? Lo definiré describiendo a un pensador positivo: Es una persona vigorosa, resistente, mentalmente recia, que ve todas las dificultades pero las ve como son.  No desmaya ante ninguna adversidad, revés o situación en apariencia imposible de superar, sabiéndose perfectamente capaz, con la ayuda de Dios, de ver claramente toda dificultad, analizarla y vencerla.  Para el pensador positivo siempre hay un camino, siempre una solución.  Frente a un problema difícil dice: “Ya sé que es difícil, pero hay remedio” y agrega: “Lo que es imposible para los hombres, posible es para Dios” (S. Lucas 18:27).


Ciertamente el pensamiento positivo no es, como lo afirman algunos negativistas, un concepto ingenuo o sensiblero, ni es tampoco una filosofía fácil y alejada de la realidad.  Por el contrario, el pensamiento positivo es para personas fuertes: fuertes en la fe, fuertes en el pensamiento, fuertes de carácter.  Y si ya no lo son cuando adoptan el pensamiento positivo, el esfuerzo por llegar a ser positivas les da fortaleza.


El pensamiento positivo es todo lo contrario del pensamiento negativo.  El negativista es un descreído mientras que el positivista es un creyente; el uno está lleno de dudas sobre sí mismo, el otro lleno de confianza en sí mismo.  El uno se da por vencido cuando se encuentra con una dificultad; el otro se pone a la altura de las circunstancias cuando las cosas marchan mal.  El pensador negativo con su esperanza cierra el flujo de la potencia creadora.  El pensador positivo, apoyándose en la fe en Dios y en sí mismo, abre del todo los canales por donde fluyen la potencia y la creatividad que producen resultados sorprendentes.


Algunas debilidades se les prenden a los seres humanos como rémoras.  He identificado dos de ellas como el alcoholismo y el negativismo, y ambas tienen profundas raíces en el subconsciente.  Nada que sea superficial sirve para combatirlas: tiene que ser extirpadas de raíz, las raíces cortadas, y hay que aplicar un método hondamente curativo, un proceso que penetre a lo íntimo de nuestra naturaleza. Por tanto si usted tiene algunas ideas intelectuales o diletantes o algún resentimiento emocional contra la religión, y espera eliminar las profundas raíces de una actitud negativa sin contar con la religión, ensáyelo si quiere; pero le advierto que si quiere llegar a ser un verdadero pensador positivo sin esa ayuda, le va a costar mucho trabajo.


El sabio método con que Dios convierte a los pensadores negativos en positivos y a las personas malas en buenas suele ser un proceso más lento de evolución; pero por cualquier medio que opere, una cosa es cierta: si uno no puede por sí mismo efectuar un cambio de personalidad, Dios está siempre dispuesto a ayudarle si se le pide ayuda.  El pensamiento positivo incluye la imagen positiva.

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