Parece
que algunos son por naturaleza pensadores positivos, en tanto que otros
aprenden a serlo mediante rudo esfuerzo.
A mí me parece que tiene mucho de verdad la teoría de que todos nacemos
como pensadores positivos; por lo menos yo no recuerdo haber visto nunca un
bebe negativo, como no sea tal vez alguno que este muy enfermo. En cambio, si nacen algunos, o tal vez
muchos, en familias negativas, y como los niños son muy sensibles a la
atmosfera que los rodea, adquieren y absorben las características mentales y
emocionales dominantes de la familia. Por consiguiente, si el ambiente familiar
es de negativismo, los niños se vuelven inconscientemente negativos en su
proceso de pensamiento.
Aun
cuando a veces son profundas las huellas cerebrales que dejan los procesos
habituales de pensamiento, están sin embargo sujetas a revisión si es fuerte el
deseo de revisarlas, la voluntad firme y la imaginación aguda. Los seres humanos, hechos a imagen del
Creador, y dotados de sus características, son por naturaleza creativos porque Él
es positivo y tiene una asombrosa confianza en sus criaturas, puesto que les
concede el derecho y privilegio de elegir.
Pueden ser negativas en lugar de positivas en su manera de pensar; pero
habiendo elegido una serie de valores y habiendo vivido de acuerdo con ellos
durante años, pueden en cualquier momento volver a ejercer el derecho de elegir
y adoptar entonces los valores contrarios.
Como
ya lo he dicho, la máxima prioridad es la voluntad, pero aun eso no basta. Se necesita intensidad del deseo. Para ser un pensador positivo, usted tiene
que querer serlo, no a medias y melancólicamente, sino con toda la fuerza del
deseo de que usted sea capaz. Si su
deseo no es intenso, las probabilidades de buen éxito serán mínimas. En cambio, con deseo intenso y sostenido, ya
tiene usted el primer ingrediente para llegar a ser una persona positiva.
Debo
indicar una vez más que algunos son pensadores positivos por naturaleza, y por
fortuna nunca fueron sometidos en su niñez a un negativismo prevaleciente. Por alguna razón, quizá por herencia o
fuerte influencia familiar, resultaron impermeables a la actitud predominantemente
negativa que los rodeaba en su mundo.
Parece que los pensadores positivos por naturaleza son menos numerosos
que los negativos.
Desde
luego, es preciso saber exactamente qué es lo que uno desea tan
intensamente. Que es al fin y al cabo el
pensamiento positivo? Lo definiré describiendo a un pensador positivo: Es una
persona vigorosa, resistente, mentalmente recia, que ve todas las dificultades
pero las ve como son. No desmaya ante
ninguna adversidad, revés o situación en apariencia imposible de superar,
sabiéndose perfectamente capaz, con la ayuda de Dios, de ver claramente toda
dificultad, analizarla y vencerla. Para
el pensador positivo siempre hay un camino, siempre una solución. Frente a un problema difícil dice: “Ya sé que
es difícil, pero hay remedio” y agrega: “Lo que es imposible para los hombres,
posible es para Dios” (S. Lucas 18:27).
Ciertamente
el pensamiento positivo no es, como lo afirman algunos negativistas, un
concepto ingenuo o sensiblero, ni es tampoco una filosofía fácil y alejada de
la realidad. Por el contrario, el
pensamiento positivo es para personas fuertes: fuertes en la fe, fuertes en el
pensamiento, fuertes de carácter. Y si
ya no lo son cuando adoptan el pensamiento positivo, el esfuerzo por llegar a
ser positivas les da fortaleza.
El
pensamiento positivo es todo lo contrario del pensamiento negativo. El negativista es un descreído mientras que
el positivista es un creyente; el uno está lleno de dudas sobre sí mismo, el
otro lleno de confianza en sí mismo. El
uno se da por vencido cuando se encuentra con una dificultad; el otro se pone a
la altura de las circunstancias cuando las cosas marchan mal. El pensador negativo con su esperanza cierra
el flujo de la potencia creadora. El
pensador positivo, apoyándose en la fe en Dios y en sí mismo, abre del todo los
canales por donde fluyen la potencia y la creatividad que producen resultados
sorprendentes.
Algunas
debilidades se les prenden a los seres humanos como rémoras. He identificado dos de ellas como el alcoholismo
y el negativismo, y ambas tienen profundas raíces en el subconsciente. Nada que sea superficial sirve para
combatirlas: tiene que ser extirpadas de raíz, las raíces cortadas, y hay que
aplicar un método hondamente curativo, un proceso que penetre a lo íntimo de
nuestra naturaleza. Por tanto si usted tiene algunas ideas intelectuales o
diletantes o algún resentimiento emocional contra la religión, y espera
eliminar las profundas raíces de una actitud negativa sin contar con la
religión, ensáyelo si quiere; pero le advierto que si quiere llegar a ser un
verdadero pensador positivo sin esa ayuda, le va a costar mucho trabajo.
El
sabio método con que Dios convierte a los pensadores negativos en positivos y a
las personas malas en buenas suele ser un proceso más lento de evolución; pero
por cualquier medio que opere, una cosa es cierta: si uno no puede por sí mismo
efectuar un cambio de personalidad, Dios está siempre dispuesto a ayudarle si
se le pide ayuda. El pensamiento
positivo incluye la imagen positiva.
No hay comentarios:
Publicar un comentario